Amiga...

Locas reminiscencias de nuestras locuras
desayunos a las once de la mañana
incesante risa y charla cualquiera.
Èsas éramos tu y yo,
amigas de siempre
amigas para siempre.

Y el extrañarte tanto no es extraño
ni el buscarte en la inmensidad de la muerte
y tu vida sigue siendo tan nuestra
como cuando aquella tu última visita.

¡Nos haces falta!
La nostalgia de tu alegría
la sonrisa de tu determinación
y el no encajar en lo de siempre

Y no fue sino hasta después de tu muerte que me di cuenta de cuàn profundamente me conocías. Eso me hace preguntarme si te conocí de igual manera.

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