Bajo sus alas...
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Tan solo una breve huella...
... aparece en el fino polvo que rodea esta tierra de soledad creciente: La huella de tu corazón...
Dos veces al año...
Los festejos patronales vienen y van. El bullicio de los niños cuando montan la rueda de chicago hace que uno quiera volver en el tiempo aunque el tiempo y la edad nos hacen perder esa frescura, esa inocencia. Ya en otro post hablaba de esto mismo y vuelvo a tocar el tema ya que en mi pueblo tenemos la suerte (¿o la desgracia?) de celebrar dos veces al año con una feria en toda regla. La celebración del santo patrono es en Diciembre y el mes de Agosto y su fiesta están dedicados al mismo personaje pero con otra advocación. Nuestras calles se llenan de las famosas "ruedas", los puestos de comida, los tiros al blanco y los infaltables futillos. Las galeras con juegos electrónicos compiten con los cyber-cafés tratando de atraer más clientes, y en ocasiones se quedan por meses. Sin embargo, extraño jugar a las "argollas", talvez porque me recuerda los pocos momentos que pasábamos con mi papá. Hace ya muchos años que no vienen al pueblo.