La experiencia del ‘commuting’


A pesar de las desventajas, del cansancio y del aburrimiento que he experimentado de vez en cuando a lo largo de todos estos años de viajar entre la capital y mi ciudad, no lo cambiaría por nada. Cada viaje en bus extraurbano es una experiencia única. Nunca sabes qué cosa encontrarás a menos, claro, que utilices el mismo autobús día tras día.

Y es que este último año estuvo lleno de experiencias ‘extremas’ en cuanto a lo de la viajadera se refiere. Reflexionaba al respecto el sábado pasado mientras disfrutaba, literalmente, de un DVD de música de los ochentas camino a mi casa. En estos tiempos las camionetas se han modernizado, aunque solo a nivel de entretenimiento y prácticamente se han convertido en rockolas andantes gracias al sistema de bocinas y el advenimiento de los DVD portátiles.

Usualmente los choferes nos deleitan con música de reggaetón y de perreo, o de perdida música norteña estilo los tigres del norte, pero de vez en cuando nos llevamos la sorpresa de escuchar algo diferente como el sábado último y el concierto de los 80s, o el DVD con un parrandón amenizado por la Sonora Dinamita: ¡pura cumbia todo el camino! Canciones memorables como aquella de Sorullo o aquella otra del cu-cu se repitieron en las dos horas que usualmente se tarda el bus en llegar al pueblo.

Recuerdo otra ocasión durante la época lluviosa pasada cuando el bus se transformó en una sala de cine rodante. Había derrumbes en la carretera y las usuales dos horas se convirtieron en una pesadilla de cuatro horas. Cuando el chofer se dio cuenta de que le llevaría más tiempo de lo normal completar su trayecto decidió entretenerse (-nos) con la más reciente película del Hombre Araña, seguida del Rey León. 

Por supuesto, viajar en una rockola andante llega a cansar; principalmente por el infernal ruido que nos acompaña durante todo el trayecto. La mayoría de viajantes nos levantamos muy temprano para llegar a tiempo al trabajo y nos gusta recuperar un poco de sueño pero se dificulta demasiado gracias a lo anteriormente descrito, además de la increíble manera como sobrecargan el vehículo.

La época de navidad fue muy provechosa para el servicio extraurbano que utilizo. Todos los días, y enfatizo TODOS los días, viajé en un bus sobrecargado. Como leí en algún lugar, el viajar en camioneta hace pedazos la ley de la física (¿?) que dicta que dos cuerpos sólidos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Al grito de ¡córranse!  ¡Los lugares son para tres personas!, los ayudantes logran moldear la ‘masa’, literalmente, de personas para que todavía puedan ingresar algunas más.

Alguien se preguntará por qué correr el riesgo de viajar en un bus sobrecargado y contesto: Abordo el bus cuando está vacío y se sobrecarga durante el trayecto. Usualmente la policía y Covial brillan por su ausencia en la carretera, y las veces que hacen acto de presencia no es para sancionar a los buses sobrecargados sino para cobrar sus dichosas mordidas.

En una ocasión unos agentes pararon el bus donde viajaba. De pronto, uno de los uniformados subió al bus y pidió paciencia pues, según él, el conductor de la camioneta no portaba licencia, el vehículo carecía de seguro y para colmo, parecía ser que tampoco portaba los documentos del bus. Al escuchar aquello, alguien en la parte de atrás se atrevió a gritar que habían cobrado de más; el ayudante había cobrado una tarifa ilegal a todo el mundo: no importaba el lugar de destino, la tarifa era la misma.  El policía se hizo el desentendido y bajó del bus. Continuamos la marcha después de más de media hora de espera. Como iba sentada en los primeros lugares tuve la oportunidad de escuchar la versión del chofer. Al parecer le habían pedido mordida y él ofreció Q100 pero el policía a cargo de la negociación le pidió Q300 porque ‘eran varios los muchachos’. El chofer se negó y por eso es que no querían dejar ir al bus.

Moraleja de la historia: a las ‘autoridades’ no les importa si los buses llevan gente en la parrilla mientras que puedan sacar provecho de la situación.  Para muestra un botón, el accidente famoso de hace unos años en la vuelta de El Chilero.

Sinsabores van, momentos divertidos vienen, la rutina diaria del ‘commuting’ se ha convertido literalmente en la vida de muchísimas personas que solo llegan a sus casas a descansar.

Comments

Creo que mencionas las cosas que más impactan a los que llegamos a Guate. Recuerdo el viaje a la Antigua con una señora sentada encima mía como si fuera mi sobrina. En el regreso fui encorvado como una alcayata pues me daba en el techo. Lo recuerdo con cariño, no creas. Aquellas menciones a Dios y a Jesús por todas partes, la temeraria conducción, qué tiempos...los sobreviví, jajaja.

Ahora me hice ciclista urbano, no sé que es peor. El que fabrica escarchas en los cielos ayer se puso las botas.

Lo de la mordida, eso es lo peor. Un placer leerte. Cuántos años ya!
Fernando said…
tenia ratos de no leer tus peripecias saludos
Piter Keo said…
Hola
Mi nombre es Piter, soy brasileño y me gusta estudiar idiomas. Hace un tiempo que decidí empezar a estudiar el Español and I looked for audiobooks and found las fábulas de Esopo at librivox.org
La más agradable voz feminina era de una "Fiamma", and eventually I decided to try to find the owners of the voices. Serías tu la misma Fiamma de libribox? Si la eres, me gustaría decirte gracias por su trabajo!
And sorry for my still bad Spanish x)
BTW, at your profile on phrasebase, you said that eres una joven guatemalteca que ama el aprender nuevos idiomas y que buscas nuevas amistades que compartan esos mismos gustos.
Así si te gustaría, we could be friends.
Anyway, thanks for all!
Y cuanto a los buses, yo también los uso todos los días pues estudio y trabajo en otra ciudad y es una experiencia muy interesante, aún que fatigante.

Piter
www.facebook.com/piter.keo